miércoles, 7 de marzo de 2018

¿Por qué enseñar Gobierno Abierto?

En realidad, soy bastante novato en esto de la participación en el gobierno abierto, así que no tengo muchas experiencias previas. Sin embargo, voy a intentar explicar mis aventuras (y desventuras) con mi intento de entrar en este mundo y, como corolario, mis razones para considerar que el gobierno abierto debe ser enseñado/practicado desde la escuela.

Fase 1: descubrimiento

Vivo en una ciudad, Zaragoza, que está tratando de implicarse en la estrategia de Gobierno Abierto, aunque no sin dificultades. Contamos con un portal (Ayuntamiento Abierto) en el que se recogen las iniciativas que el Ayuntamiento abre a la participación ciudadana, como proyectos de urbanismo o presupuestos participativos y la alcaldía, a través de los medios de comunicación, no para de invitar a que los ciudadanos nos impliquemos. Vamos a probar.

Accedo al portal y me encuentro con una página bien organizada, en la que predominan los iconos de gran tamaño que llevan a los proyectos que el Ayuntamiento quiere publicitar. Aparece también la agenda abierta de los concejales y un par de listados sobre los datos abiertos y los procesos participativos.

Fase 2: decepción

Exploro la página y empiezo con las primeras decepciones. Una buena parte de los enlaces destacados, incluyendo los que ocupan la parte superior de la página, conducen a procesos finalizados antes del final del año pasado. Entiendo que puedo haber llegado tarde, pero no comprendo por qué los datos no están actualizados. Algunos de los proyectos están, incluso, desaparecidos bajo el error 404.

Insisto: el encabezamiento "Datos Abiertos" me promete un catálogo de datos... Promete, pero no ofrece: el enlace también me lleva al código de página no encontrada. El resto de las opciones de ese apartado directamente no son para mí: desconozco qué es SOLR, aunque creo que me daría igual saberlo (de nuevo error 404), no se si me interesaría SPARQL (¿adivinan?), ni quiero una aplicación para mi móvil. Tengo mejor suerte con IDEZAR, pero por ahora tampoco me interesa, y aún no estoy tan desesperado como para recurrir a la asistencia técnica.

Fase 3: insistencia

Insisto. Exploro el siguiente apartado (Participar y colaborar) y me las prometo muy felices. Encuentr en él una opción que me parece interesante: Mapas colaborativos. Tengo cierto interés (y cierta experiencia) en el uso de Sistemas de Información Geográfica, y supongo que puedo introducir datos en un mapa. Pincho sobre el enlace y, por fin, parece que tengo suerte: accedo a un catálogo de mapas colaborativos terminados o en proceso. Busco uno que me interese y lo encuentro con facilidad: Arbolado.

Consigo visualizar el mapa, y veo que está accesible para colaborar. Me interesa. Además, solo tiene información sobre un barrio de la ciudad, así que voy a tratar de incluir el plátano monumental que veo desde mi ventana, y que cuenta con la consideración de árbol singular.

Fase 4: obstáculos burocráticos

Veo el mapa... pero no puedo editarlo. Doy vueltas por la página, exploro los enlaces, abro un montón de pestañas y, al final, encuentro algo que me da pistas: tengo que registrarme como usuario de la página de Gobierno Abierto para poder editar. Pues tan abierto no será...

Me inscribo. En principio, una cuenta de correo y una contraseña, pero enseguida me preguntan que si estoy empadronado (porque hay temas en los que solo se admite la participación de los vecinos de pleno derecho) y me pide el DNI, y el año de nacimiento. (¿Querrá el Ayuntamiento cruzar mis datos? No sé si desconfiar...) Doy mis datos, aunque con reticencias, y vuelvo al mapa. Pero sigo sin poder editarlo: no hay botón mágico, ni nada que se le parezca.

De vuelta a la página (¿de ayuda?). El enlace con "instrucciones" me lleva a una página en la que me presentan fragmentos de código como ejemplos para buscar, editar o borrar mapas. (¿No será posible, verdad? ¿Tendré que programar para poner los datos de un árbol en un mapa colaborativo?). Vuelvo atrás y veo un enlace nada amigable, con la dirección completa al descubierto, hacia la "aplicación" ¿Será esto? No creo: ahora me pide mi "clave privada" como reutilizador de los datos de la ciudad (¿Soy un reutilizador? Creo que no). Retrocedo. Como ya no sé qué hacer pruebo el enlace de descarga. ¡No era para descargar! Vuelvo a ver los mapas, ahora adornados con una cinta donde me invitan: colabora

Fase 5: (el título al final, para no hacer spoiler)

Creo que ya he llegado. Vuelvo a ver el mapa, pero ahora con opciones de edición. Navego hasta mi barrio y sitúo el árbol en su localización. Coser y cantar. Ahora, botón de guardar y...

Error al guardar:{"readyState":4,"responseText":"<mensaje><status>400</status><mensaje>ERROR: ORA-20001: An error was encountered - -1 -ERROR- ORA-00001: restricción única (PARTICIPACION.SYS_C00108720) violada\nORA-06512: en \"PARTICIPACION.PCK_COLABORATIVO_MAPA\", línea 378\nORA-06512: en línea 1\n</mensaje></mensaje>","status":400,"statusText":"Bad Request"}

Vaya. Parece que el mapa colaborativo tiene una restricción de participación que he violado. Ahí va el título de la sección: frustración.

Queda menos de media hora para mi primera clase, así que abandono. Insistiré, porque soy tozudo y no me considero un usuario informático excesivamente torpe, pero evidentemente abandono ipso facto la idea de proponer a mis alumnos que sean ellos quienes cataloguen y mapeen los árboles del barrio. Lástima.

Corolario: ¿Por qué enseñar gobierno abierto?

En el esquema mental que yo tenía preparado para esta entrada, después de describir mi primera experiencia en participación ciudadana en cuanto a acceso a datos venía una reflexión con tintes de pedagogía de andar por casa, en el sentido de que la escuela es el laboratorio de la vida, donde podemos ensayar los comportamientos y las competencias (que el concepto está muy de moda) que desarrollaremos en el mundo real como adultos.

Después de mi experiencia real dejaré a un lado la pedagogía para cuando mejore el tiempo, y simplemente me haré una pregunta: Si queremos que llegue a funcionar, ¿Cómo no enseñarlo?

martes, 6 de marzo de 2018

¿Qué entiendes por Gobierno Abierto?

Una de las herramientas más poderosas que tenemos para comprender la realidad que nos rodea es el establecimiento de metáforas, de modelos que nos permiten meter, aunque sea con calzador, el objeto de conocimiento dentro de nuestros propios esquemas. A mí me gustan particularmente las metáforas basadas en la Teoría General de Sistemas, así que voy a tratar de  ajustar mis ideas sobre el gobierno abierto a ese paradigma.

Las sociedades humanas son sistemas abiertos y vivos, que se van configurando y modificando en el tiempo como resultado de las interacciones que se establecen entre sus medios y con el entorno que las rodea.

Como dirían los expertos en Dinámica de Sistemas, nuestras sociedades se caracterizan por ser sistemas propositivos y cibernéticos. Propositivos, porque se orientan a conseguir un fin: el bienestar de sus componentes. Cibernéticos porque su funcionamiento se ajusta continuamente, respondiendo a los cambios que ocurren en su seno mediante sistemas de retroalimentación, que reciben la información del funcionamiento del sistema y la utilizan para modificar el funcionamiento del propio sistema hasta conseguir que éste se acerque a sus objetivos. 

By Acadac [Public domain, GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/)], via Wikimedia Commons
¿Y qué sería un gobierno, según esta metáfora? Pues ni más ni menos que un subsistema de la sociedad, su "regulador cibernético" el elemento que conoce los objetivos de la sociedad, recibe la información acerca de los resultados de su funcionamiento y establece las medidas necesarias para modificar su rumbo, en caso necesario, hasta volver a acercarse a esos objetivos perseguidos.

Y así también es fácil entender en qué consiste un gobierno abierto. Si un sistema abierto es el que intercambia información, energía y materia con su entorno, el gobierno abierto es que que incluye como elementos activos, participantes en su función, a personas externas a ese subsistema, es decir, a ciudadanos "de a pie", no solo para recabar de ellos la información y controlar sus resultados como regulador (lo que es una exigencia de cualquier sistema mínimamente democrático), sino también para llevar a cabo cada uno de sus procedimientos.

Es decir, en un gobierno abierto los ciudadanos no solo votamos una vez cada cuatro años, sino que también intervenimos, día a día, fijando los objetivos y las prioridades de cumplimento, controlando la actividad de los reguladores (o controladores, o gestores) y participando en la implementación de las medidas de gobernanza.