domingo, 6 de mayo de 2018

La implementación del proyecto

Bueno, vamos llegando al final del curso y toca implementar el proyecto para hacerlo accesible a los alumnos. Aquí va la presentación donde describo el proceso:


Si he elegido Moodle para implantar la tarea que hemos diseñado a lo largo del curso es, evidentemente, porque lo considero la mejor opción para utilizar como evae en un centro: es un programa robusto, que lleva ya muchos años de evolución a lo largo de los cuales ha ido mejorando sus prestaciones y, además, es software libre.

Resulta relativamente fácil contar con una plataforma moodle propia. De hecho, en mi centro hemos instalado una aprovechando que, como muchos otros centros, teníamos un servicio de alojamiento web con prestaciones de servidor de bases de datos. Pero incluso si no se puede engañar al responsable informático del centro para que nos instale una plataforma propia, existen otras alternativas para poder utilizarlo: en Aragón, mi comunidad autónoma, el CATEDU (Centro Aragonés para las Tecnologías de la Educación) dispone de una plataforma en la que cualquier profesor puede solicitar la apertura de los cursos que necesite. Otra posibilidad es aprovechar alguno de los alojamientos web que nos ofrecen ese servicio gratuitamente (eso sí, a cambio de insertar publicidad).

Configurar un curso en Moodle es muy sencillo, aunque tiene diferentes posibilidades. Podemos elegir, por ejemplo, cursos en "formato social", de "actividad única" o semanal, aunque yo he preferido la opción más tradicional, la organización por temas. Mi idea es crear un "microcurso", parecido a los NOOC que organiza el INTEF que pueda integrarse como una parte dentro de otros cursos (metacursos), de modo que las actividades del microcurso sean accesibles (y evaluables) desde dentro de los otros cursos. Con eso se pretende reutilizar actividades para distintos alumnos, en diferentes asignaturas y niveles educativos.

Al crear el nuevo curso Moodle nos instala automáticamente una gran parte de los recursos que necesitamos: todos los bloques que facilitan la navegación en la plataforma, la organización de los cursos, los sistemas de matriculación de alumnos (podemos elegir si los matriculamos nosotros, ya sea individualmente o en masa o si se matriculan ellos) e incluso el calificador: un sistema completo que hace posible evaluar todas las actividades que planteamos a los alumnos, ponderarlas, introducirlas dentro de categorías, exportarlas a una hoja de cálculo...

También se configura automáticamente el foro general del curso, llamado "Avisos" (nombre que nosotros podemos cambiar libremente), que es una estupenda herramienta para la comunicación entre los alumnos y con el profesor.

Un elemento que no se incluye automáticamente, pero que es muy conveniente, es el calendario. Es un "bloque" que se puede añadir y resituar (como todos los elementos de Moodle) y que informa a los alumnos de los eventos del curso.

Bueno, en realidad tampoco he tocado mucho más de la configuración general del curso, así que creo que voy a describir un poco más en detalle el proyecto en sí.

He configurado el proyecto como un único tema. Personalmente me gusta utilizar elementos gráficos para organizar un poco el aspecto de la interfaz de Moodle, así que he incluido una imagen signficativa en el encabezamiento del tema y etiquetas con iconos y títulos para separar los tipos de contenidos que incluye el tema. El recurso de la indentación también me parece interesante como herramienta de organización.

Moodle distingue dos grandes tipos de contenidos: recursos, que son todos los tipos de contenidos que no requieren intervención activa de los alumnos, y actividades, en las que el alumno debe realizar alguna tarea y que, además, son evaluables. Los recursos no se limitan a textos; es posible escribir páginas web, libros, subir archivos con textos o presentaciones tipo powerpoint, o insertar vídeos.  En mi caso he incluido varios de estos elementos, que corresponden a una parte un poco más tradicional de la enseñanza:
  • Una página web muy corta que contiene los objetivos de aprendizaje. No solo es obligatorio que los alumnos conozcan los criterios de evaluación y calificación, sino que a mí me parece muy interesante desde el punto de vista pedagógico, porque da seguridad al estudiante y le permite saber de antemano qué es lo que se espera de él.
  • Un libro, que evidentemente no es un libro, sino una serie de páginas web de navegación continua. Es un buen recurso para ir incluyendo contenidos de todo tipo, porque también dentro de las páginas web se pueden incluir elementos multimedia, elaborados por el propio profesor.
  • Una carpeta donde guardar archivos que sirven de "background" para la búsqueda de información por parte de los alumnos. La búsqueda de información a través de internet es una competencia clave en el mundo de hoy, pero es compleja y difícil de adquirir, además de consumir mucho tiempo. Para ir introduciéndola poco a poco me parece conveniente utilizar recursos y estrategias graduales, como las viejas y queridas webquest (¿qué ha sido de ellas?) o aportar a los alumnos un conjunto restringido de documentos entre los que buscar la información que necesitan utilizar.
  • Un archivo pdf con un artículo sobre la dieta mediterránea, que sirve de instrumento en una estrategia de flipped classroom. Se trata de encargar a los alumnos que lo lean antes de empezar a analizar su propia dieta.
En cuanto a las actividades, he incluido los siguientes elementos:
  • Un cuestionario de tipo test sobre nutrición, para que sirva de evaluación inicial y como herramienta de recogida de ideas alternativas. Evidentemente los test tienen muchas limitaciones tanto para este propósito como para la evaluación, pero también tienen sus ventajas, como la rapidez de realización y la facilidad de corrección. En Moodle, la corrección es directamente automática.
  • La actividad que he diseñado para este curso: el análisis del equilibrio entre los tipos de nutrientes en la dieta. La he introducido como tarea, permitiendo que el envío se haga bien escribiendo un texto en línea (el enlace que permite compartir la infografía), bien subiendo un archivo.
  • Un taller al que subir la misma tarea. El taller es un módulo de Moodle diseñado específicamente para permitir la coevaluación y la autoevaluación. Tiene el inconveniente (pequeño) de que la entrega debe ser mediante la subida de un archivo, por lo que si el producto elaborado por los alumnos está en línea hay que utilizar un truco, como subir un archivo de texto que contenga el enlace. En principio había pensado llevar a cabo la coevaluación mediante un foro, pero la configuración de Moodle para permitir que los alumnos evalúen las entradas del foro no es sencilla. Además, el taller permite la evaluación mediante puntuación o utilizando una rúbrica, lo que puede ser más interesante.
El diseño de la tarea de Moodle

La tarea es el módulo de Moodle pensado para la entrega en línea de trabajos. En vez de que nuestros alumnos nos traigan un pincho con un documento pueden subirlo a la plataforma, lo que nos permite corregirlo a través del ordenador sin necesidad de descargarlo. Esto presenta la enorme ventaja de la seguridad, ya que reducimos el riesgo de infecciones por virus.

En mi caso he utilizado la descripción de la tarea para incrustar el videotutorial que elaboramos como parte del MOOC. Así, los alumnos pueden consultarlo y seguirlo antes de empezarla, o mientras la están realizando. También he aprovechado la posibilidad que brinda Moodle de subir archivos adjuntos para incluir la hoja de cálculo creada por mí sobre la que deben trabajar los alumnos.

He configurado la entrega con dos posibilidades: texto en línea o subida de archivos. El texto en línea permite incluir un enlace para compartir el producto, si está ubicado en la nube.

En cuanto a la evaluación, una de las posibilidades más interesantes de Moodle es que permite el uso de rúbricas, así que he incluido la que también elaboramos en el MOOC.

El diario de aprendizaje

Para implementar el diario de aprendizaje no es necesaria ninguna configuración especial. Moodle incluye, entre sus elementos estándar, un sistema de blogs disponibles para todos los componentes de cada curso, así que basta con indicar a los alumnos que escriban en su blog lo que queremos que hagan, proporcionándoles la guía si lo consideramos conveniente. En mi caso, la guía para la elaboración del diario de aprendizaje sería una página web situada en la cabecera del curso, en el apartado general, porque sería similar para todas las tareas a realizar. El blog de Moodle es una actividad, y como tal puede ser evaluada por el profesor.

Con eso creo que están cubiertos los requisitos que habíamos ido estableciendo a lo largo del MOOC: se permite una evaluación inicial, la tarea está diseñada según un modelo cognitivo o mixto (en mi caso mixto), utilizo el videotutorial elaborado, incluyo elementos de autoevaluación y coevaluación, así como un diario de aprendizaje y la heteroevaluación se realiza con una herramienta distinta a la calificación habitual por una puntuación abstracta, concretamente mediante una rúbrica.

Pero, aprovechando  de nuevo las posibilidades de Moodle, he incluido un elemento más en mi curso: una insignia, como la que, si todo va bien, nosotros obtendremos al terminar el MOOC. Las insignias son un recurso de gamificación, pero también pueden servir como certificación interna de las competencias adquiridas o incluso, en el caso de algunas enseñanzas como la Formación Profesional Básica, como herramienta para incluir en el currículo de los alumnos con vistas a un posible reconocimiento no oficial de los aprendizajes y las competencias alcanzadas.

Hasta aquí mi entrada y mi participación en el MOOC. Un placer.

jueves, 3 de mayo de 2018

Rúbrica de evaluación.

Y aquí está mi rúbrica de evaluación para la tarea de la entrada anterior, Videotutorial.


Uno de los peligros que yo veo al uso de las rúbricas es que tienden a hacerse demasiado complejas y largas, por lo que se corre el riesgo de, o bien no utilizarlas, o bien cumplimentarlas rutinariamente, sin prestar demasiada atención a los indicadores de logro que se han establecido. Además, el propio trabajo de diseñar la rúbrica consume mucho tiempo, de manera que es una herramienta cuyo uso supone un esfuerzo considerable.

Sin embargo, valorando los pros y los contras sigo pensando que el hecho de que los alumnos dispongan previamente de los indicadores de valoración puede hacer que mejoren la realización de la tarea, si ya saben cómo van a ser valorados por ella.

En este caso he diseñado una rúbrica con cuatro niveles de logro. Utilizo un número par de niveles para evitar el "efecto de centralización", que tiende a hacer que las valoraciones se sitúen en el punto medio, para "no mojarnos". Por otra parte, he elegido cuatro niveles para no hacer un instrumento demasiado complejo, y por lo tanto tendente a la inutilidad.

En cuanto a los aspectos evaluados, uno de los problemas que me parece que tienden a tener las rúbricas es que minusvaloran el desarrollo de los contenidos propiamente dichos: en muchas de las herramientas de este tipo que se pueden encontrar los contenidos son solamente uno de los aspectos que se evalúan, entre varios más. Es cierto que la educación no son solo contenidos, pero también es verdad que los criterios de evaluación son, a la postre, los principales referentes del proceso. Para evitarlo he incluido una categoría por cada una de las actividades que forman parte de la tarea, lo que aumenta el peso final de los contenidos en la rúbrica. También sería posible ponderar las categorías, pero, de nuevo, eso vuelve a hacer confusa y compleja la herramienta, lo que le hace perder parte de su utilidad.

Me ha parecido interesante incluir una categoría sacada directamente de la taxonomía de Bloom, de la que hablábamos al principio del MOOC. Creo que es bueno poder evaluar si consideramos que el aprendizaje desarrollado por el alumno es meramente superficial o si, por el contrario, los alumnos han conseguido interiorizar sus nuevos conocimientos y utilizarlos para evaluar sus propios hábitos, especialmente en este caso, en el que se trata de educación para la salud.

También creo que si los alumnos utilizan un diario de aprendizaje merece la pena tratar de valorarlo. En este caso, como lo que se pretende conseguir es la reflexión sobre su propio proceso de aprendizaje he valorado la naturaleza de las entradas que se incluyen en él.

Evidentemente, tratándose de una actividad basada en el uso de herramientas digitales he incluido un apartado para evaluar este aspecto. En este caso los indicadores de logro tienen que ver con la iniciativa y la originalidad al utilizar la herramienta más que con los conocimientos técnicos.

Me parece necesario también evaluar, al menos en cierta medida, la competencia lingüística en lo que se refiere al uso adecuado del lenguaje y a la ortografía.

Por último he incluido un apartado de valoración del producto final en el que me centro especialmente en su originalidad y en la calidad visual del mismo para poder reclamar la atención de quien lo observe, en este caso el profesor, pero también los otros alumnos si se utiliza una herramienta de coevaluación como una diana.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Una entrada en mi diario de aprendizaje sobre diarios de aprendizaje

3dman_eu CC0 Creative Commons
La verdad es que yo no había oído hablar de los diarios de aprendizaje hasta que empecé a hacer los MOOC de Educalab, así que poco tengo que decir de mi experiencia previa. Pero por aquello de parecer un chico estudioso y todas esas cosas me he puesto a rebuscar en la bibliografía, para ir haciéndome una idea y re-contarlo en el diario, de modo que me pongo a ello.

Como lo más cómodo siempre es buscar la bibliografía en tu propio idioma, lo primero que he localizado han sido las referencias del propio Educalab: la separata del curso de "Aprendizaje basado en proyectos" de Fernando Trujillo [6] dedicada a "Diario de aprendizaje, rúbricas y portafolios" y la entrada de blog de Paco Montero [3] titulada "Los diarios de aprendizaje, una herramienta para reflexionar sobre el propio aprendizaje".

Evidentemente me han aportado mucha (y buena) información, pero tengo que confesar, aunque resulte un poco vergonzante, que tengo alma de pedagogo, así que he seguido investigando un poco más. En resumen, me he echado al monte con Google Académico para ver si encontraba algo de fundamento teórico sobre el que basar mis reflexiones. Y algo se encuentra, al menos casi siempre. En mi caso, el artículo que me ha permitido arrancar el método del "racimo de uvas" (ese que consiste en buscar las referencias más importantes en el fundamento teórico de un artículo para, a partir de ahí, ir profundizando sobre el tema apoyándote en esas referencias) ha sido uno de Prinsloo, Slade y Galpin en Open Learning el año 2011 [5].

En mi microinvestigación he descubierto que pueden existir diferentes tipos de diarios de aprendizaje. Por ejemplo Gray [2] distingue entre diarios reflexivos, logs y diarios a secas. Para este autor un "log" es un simple registro de acontecimientos, como una agenda que ayuda a recordar hechos; un diario, por otra parte, contendría narraciones de hechos, esperanzas, miedos, recuerdos, opiniones e ideas. Por último, los diarios reflexivos incluyen opiniones deliberadas e ideas de gestión. Para Varner y Peck [7] los diarios reflexivos "llevan a los alumnos a través de todos los niveles de la taxonomía de Bloom y son capaces de promover el pensamiento crítico". Sin duda, esta es la idea que subyace en los modelos de diario propuestos por Fernando Trujillo y Paco Montero.

Los diarios reflexivos serían, por tanto, fundamentales para el proceso de aprendizaje. Gray [2] reflexiona sobre la importancia de la reflexión (perdón, en este caso ha sido involuntario). En su opinión es el puente entre el aprendizaje y la experiencia, que incluye tanto la cognición como los sentimientos y nos ayuda a emanciparnos de nuestras asunciones limitantes. Nos ayuda a criticar nuestras ideas dadas por supuestas y nos hace receptivos a vías alternativas de razonar y comportarnos. La reflexión es, pues, mucho más que la comprensión.

La investigación pedagógica recoge múltiples beneficios del uso de diarios de como instrumentos para mejorar el aprendizaje de los alumnos, como recoge Park en su artículo [4]. Sin embargo, aunque algunos de los trabajos más antiguos (por ejemplo los de Yinger) están hechos con alumnos en edad escolar, la mayoría de los estudios se centran en universitarios o en la formación de profesionales (no sé si es momento para hablar de másters), lo que me plantea un primer reparo: la extrapolación a edades diferentes siempre es difícil, y más cuando se hace hacia abajo. 

En fin, Park afirma que las ventajas educativas del uso de los diarios se deben a que estos se centran más en el proceso del aprendizaje que en su resultado (me sigue dando un poco de repelús hablar del "producto" del aprendizaje, me parece mercantilista). Este autor recoge una tabla bastante extensa sobre los beneficios que diferentes investigadores encuentran al uso de los diarios. Evidentemente, no voy a reproducir aquí la tabla (esto tenía que ser breve, y ni estoy acercándome al tema de las preguntas), pero me ha gustado la idea que recogen de Carroll, después repetida por Lohman y Schwalbe: "los datos de los diarios informan al profesor de lo que está ocurriendo en la cabeza de los alumnos".

Pero no todo son ventajas, en ningún caso. Prinsloo et al. [5] recogen los problemas que pueden derivarse de un uso poco crítico de los diarios reflexivos, haciéndose eco de las críticas que, mucho antes, habían planteado Boud y Walker [1]:
  • Existe el riesgo de que la reflexión se vuelva autorreferencial, orientada hacia uno mismo y acrítica. En el mismo sentido Gray [2] plantea que los diarios pueden ser ampliamente descriptivos y no analíticos.
  • Las reflexiones vertidas en los diarios pueden no limitarse a la "zona de confort" del profesor. Una vez que se inicia el proceso reflexivo puede ocurrir que entre en terrenos incómodos tanto para el profesor como para los propios alumnos.
  • También puede suceder que las emociones pierdan importancia y que la reflexión se trate como un ejercicio intelectual, cuando no se trata solo de un proceso cognitivo: las emociones son un elemento central de todos los aprendizajes [1].
  • Finalmente, existe también un riesgo cuando se pide a los estudiantes que reflexionen "a demanda": las preguntas que pretenden servir de guía del proceso reflexivo pueden acabar convirtiéndose en una lista de verificación que los alumnos respondan mecánicamente, sin prestarles una atención profunda.
Y aquí es, por fin, cuando llegamos al tema que debería ocupar esta entrada del diario (pero se trata de una reflexión, ¿no?): las preguntas que se podrían plantear como guía del proceso. Y es que estoy de acuerdo con lo que afirman, una vez más, Boud y Walker [1]: el uso de los diarios de aprendizaje está en una tensión permanente entre proporcionar demasiada guía, transformándolo en el seguimiento de una receta, o demasiada poca, corriendo el riesgo de la pérdida de foco.

Yo sí que creo que es necesaria una cierta guía, posiblemente más cuanto menor es la edad de los alumnos, pero entonces se trata de evitar que las preguntas que invitan a la reflexión tengan una respuesta más o menos automática, de "seguir el manual". ¿Cómo conseguirlo? Ahí está lo difícil.

Dándole vueltas se me viene a la cabeza (a saber por qué) un programa de televisión que presentaba, hace muchos años, Rafaella Carrá. Creo que se llamaba ¡Hola Rafaella!. El caso es que tenía una sección en la que trataba de que un invitado se describiera a sí mismo haciéndole preguntas inesperadas, como "¿Y si fueras un color?" Pienso que esa puede ser la clave, proponer preguntas que, sin dejar de estar relacionadas con la reflexión personal, se salgan lo máximo posible de lo que permita dar una respuesta trillada.

También me parece que sería necesario ir cambiando las preguntas en cada actividad a lo largo del curso, de manera que se lleve al alumno hacia una reflexión concreta, que no pueda ir repitiendo de una entrada a otra.

En cuanto a los momentos en los que escribir en el diario, me parece adecuado que los alumnos hagan una reflexión previa, siguiendo un poco el modelo de "flipped classroom" para que se planteen la utilidad de lo que van a estudiar, luego que escriban durante la realización de la actividad y, por último, una reflexión final sobre lo que han aprendido (y lo que no han aprendido) a lo largo de la misma.

Bueno, toca mojarse con las preguntas. Ahí va mi propuesta de algunas de ellas (algunas contextualizadas para mi proyecto):

  • Antes de empezar: 
    • ¿Qué crees que no vas a aprender en este tema, aunque te gustaría hacerlo?
    • ¿Por qué crees que no lo vas a aprender?
  • Durante el desarrollo de la actividad:
    • ¿Qué te está sorprendiendo de lo que aprendes?
    • A la hora de comer, ¿recuerdas la actividad que estás realizando?
    • ¿Qué tendrías que hacer para aprender mejor?
    • ¿Qué dudas no estás planteando en clase? ¿Por qué?
    • Hazte una pregunta sobre lo que estás estudiando
  • Despúes de la actividad:
    • ¿Has aprendido algo que no esperabas?
    • ¿Qué contarías en casa de lo que has aprendido?
    • ¿Qué crees que recordarás de lo que has aprendido dentro de dos años?
    • ¿Has visto algo en la tele que esté relacionado con la actividad? ¿Qué te ha hecho pensar?
    • Después de la actividad, ¿vas a cambiar algo en tu forma de comer?



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Referencias:
[1] Boud, D. & Walker, D. (1998) Promoting reflection in professional courses: the challenges of context. Studies in Higher Education, 23(2): 191–206.

[2] Gray, D. E. (2007). Facilitating management learning: Developing critical reflection through reflective tools. Management learning, 38(5), 495-517.
[3] Montero, F.: Los diarios de aprendizaje, una herramienta para reflexionar sobre el propio aprendizaje (consultado en línea).

[4] Park, C. (2003). Engaging students in the learning process: The learning journal. Journal of Geography in Higher Education, 27(2), 183-199.

[5] Prinsloo, P., Slade, S., & Galpin, F. (2011). A phenomenographic analysis of student reflections in online learning diaries. Open Learning, 26(1), 27-38.

[6] Trujillo, F.: Diario de aprendizaje, rúbricas y portafolios (consultado en línea).

[7] Varner, D., & Peck, S. R. (2003). Learning from learning journals: The benefits and challenges of using learning journal assignments. Journal of management education, 27(1), 52-77.

martes, 1 de mayo de 2018

Videotutorial

Bueno, por fin he conseguido terminar el videotutorial para el segundo reto de la unidad 3, y aquí está el resultado:



Descripción de la tarea:

Dirigida a alumnos de 3º de ESO

Tipo de entrega: infografía

Plazo de entrega: dos semanas desde la presentación de la actividad (una para la recogida de datos y otra para la realización de la tarea).

Contenidos y criterios de evaluación:

Conocer cuáles son los tipos de alimentos que necesitas, y en qué proporciones se deberían consumir
Comparar la propia dieta con las recomendaciones para seguir una alimentación equilibrada
Valorar si la dieta cumple o no los criterios de una alimentación equilibrada
Elaborar un plan de comidas que se ajuste a los criterios de una alimentación sana


Crit.BG.4.12. Relacionar las dietas con la salud, a través de ejemplos prácticos.

Como espero que el vídeo sea lo suficientemente autoexplicativo en lo que se refiere a los contenidos de la actividad, voy a dedicar la entrada a explicar mi proceso de trabajo y el motivo de que haya tardado tanto en terminarlo.

Aunque llevo unos cuantos años en esto del mundo digital, me sigue costando mucho trabajo la cuestión de elaborar vídeos, así que mi primer bloqueo fue pensar cómo realizarlo. En un primer momento me planteé utilizar Animaker, porque una vez que aprendes el manejo básico es bastante sencillo y resultón. Sin embargo, me encontré con una limitación bastante significativa: la cuenta gratuita de esta aplicación solo permite crear vídeos cortos, de menos de dos minutos. Esto es útil para presentaciones de productos, o vídeos motivadores, pero no parece útil para un tutorial.

Tampoco me parecía apropiado utilizar solo un capturador de pantalla, porque los vídeos en los que se oye una voz en off durante un tiempo desesperantemente largo mientras se ve el escritorio del autor me parecen de todo menos motivadores o interesantes.

Después de varias vacilaciones, tentativas y ensayos (lo que en parte explica mi retraso, aunque no lo justifique) decidí coger por el camino del medio y optar por una posibilidad diferente: montarme mi propio Animaker casero. ¿Cómo? Utilizando los elementos que emplea esta aplicación: animaciones prediseñadas que utilizan gifs animados y un programa de presentaciones (el viejo y denostado powerpoint) para los textos y los efectos, así que dicho y hecho.

Para sonorizar el vídeo tenía muy claro que quería utilizar un programa de digitalización de voz. Básicamente por dos motivos: no me gusta mi propia voz cuando suena en un vídeo y, como no tengo ni estudio de grabación ni habitación insonorizada, el micrófono capta los ruidos ambientales. En este caso he utilizado Espeaker, un programa de libre distribución a prueba de manazas: basta con copiar y pegar el texto que se desea sonorizar y listo. El mayor problema de este programa (y de otros parecidos de uso libre) es la mala calidad de las voces en castellano. (¿Alguien conoce alguna forma de conseguir voces libres, gratis y decentes en castellano? Le quedaré eternamente agradecido). Para el sonido también he utilizado Audacity. Aunque no es necesario convertir los archivos en .mp3, Audacity facilita la sincronización de los efectos del powerpoint con el sonido.

Las capturas de vídeo las he realizado con Screen-O-Cast, aunque también podría haberlas hecho con el propio powerpoint (eliminando la marca de agua) o, incluso, con la barra de grabación de juegos de windows (WIN+G). Para otra vez.

Por último, el montaje de sonido en los vídeos capturados lo he hecho con Lightworks. Es un programa difícil de manejar, pero tiene opciones prácticamente profesionales, y se puede utilizar libremente. Personalmente lo recomiendo para cualquiera que piense hacer alguna cosilla con vídeo.

En fin, hasta aquí mi trabajo. Espero que sea suficiente.