jueves, 3 de mayo de 2018

Rúbrica de evaluación.

Y aquí está mi rúbrica de evaluación para la tarea de la entrada anterior, Videotutorial.


Uno de los peligros que yo veo al uso de las rúbricas es que tienden a hacerse demasiado complejas y largas, por lo que se corre el riesgo de, o bien no utilizarlas, o bien cumplimentarlas rutinariamente, sin prestar demasiada atención a los indicadores de logro que se han establecido. Además, el propio trabajo de diseñar la rúbrica consume mucho tiempo, de manera que es una herramienta cuyo uso supone un esfuerzo considerable.

Sin embargo, valorando los pros y los contras sigo pensando que el hecho de que los alumnos dispongan previamente de los indicadores de valoración puede hacer que mejoren la realización de la tarea, si ya saben cómo van a ser valorados por ella.

En este caso he diseñado una rúbrica con cuatro niveles de logro. Utilizo un número par de niveles para evitar el "efecto de centralización", que tiende a hacer que las valoraciones se sitúen en el punto medio, para "no mojarnos". Por otra parte, he elegido cuatro niveles para no hacer un instrumento demasiado complejo, y por lo tanto tendente a la inutilidad.

En cuanto a los aspectos evaluados, uno de los problemas que me parece que tienden a tener las rúbricas es que minusvaloran el desarrollo de los contenidos propiamente dichos: en muchas de las herramientas de este tipo que se pueden encontrar los contenidos son solamente uno de los aspectos que se evalúan, entre varios más. Es cierto que la educación no son solo contenidos, pero también es verdad que los criterios de evaluación son, a la postre, los principales referentes del proceso. Para evitarlo he incluido una categoría por cada una de las actividades que forman parte de la tarea, lo que aumenta el peso final de los contenidos en la rúbrica. También sería posible ponderar las categorías, pero, de nuevo, eso vuelve a hacer confusa y compleja la herramienta, lo que le hace perder parte de su utilidad.

Me ha parecido interesante incluir una categoría sacada directamente de la taxonomía de Bloom, de la que hablábamos al principio del MOOC. Creo que es bueno poder evaluar si consideramos que el aprendizaje desarrollado por el alumno es meramente superficial o si, por el contrario, los alumnos han conseguido interiorizar sus nuevos conocimientos y utilizarlos para evaluar sus propios hábitos, especialmente en este caso, en el que se trata de educación para la salud.

También creo que si los alumnos utilizan un diario de aprendizaje merece la pena tratar de valorarlo. En este caso, como lo que se pretende conseguir es la reflexión sobre su propio proceso de aprendizaje he valorado la naturaleza de las entradas que se incluyen en él.

Evidentemente, tratándose de una actividad basada en el uso de herramientas digitales he incluido un apartado para evaluar este aspecto. En este caso los indicadores de logro tienen que ver con la iniciativa y la originalidad al utilizar la herramienta más que con los conocimientos técnicos.

Me parece necesario también evaluar, al menos en cierta medida, la competencia lingüística en lo que se refiere al uso adecuado del lenguaje y a la ortografía.

Por último he incluido un apartado de valoración del producto final en el que me centro especialmente en su originalidad y en la calidad visual del mismo para poder reclamar la atención de quien lo observe, en este caso el profesor, pero también los otros alumnos si se utiliza una herramienta de coevaluación como una diana.

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